miércoles, 6 de mayo de 2015

Día tras día


Renato, como todos los días, se levanta apurado, no alcanza a tomar desayuno y a los pocos minutos ya se le ve en la estación del metro más cercano.

Presiona de manera insistente para no quedarse abajo del cuarto tren que llega a la estación. Cuando anda de suerte, puede sacar su cuaderno entre apretones y empujones y estudiar un poco.

Se baja y camina muy rápido a su trabajo, se sienta frente al computador y junto a sus audífonos que se puso al despertar nadie lo detiene.

Siendo las 18:30 corre a la universidad y se concentra al máximo en la clase de empatía del magister en "Comunicación y Relaciones Personales" que esta cursando.

En recreo no conversa con nadie, pues el cansancio es extremo, se fuma tres puchos y lo único que desea es volver a su hogar.

Pasada la media noche, hora que llega a su departamento (de un ambiente) se come el pan que congeló el domingo pasado, estudia, se fuma un par de cigarros más y se acuesta calculando que dormirá 4 horas.

Sus cercanos dicen que le ha hecho muy bien el magister...



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