Los inseparables
En el patio de comidas, Carlos disfrutaba del almuerzo junto
a su gran e inseparable amigo. De alguna forma, sentía que con él nada le podría
faltar. Estaba tan entretenido, que
casi no hubo tiempo para las papas fritas. De pronto, sin previo aviso, una atractiva
y solitaria mujer se sentó en la misma mesa, frente a ellos. Por un instante pensó
en saludarle y entablar algún tipo de diálogo, pero no, lo suyo era mejor.
Cuando terminó su comida, guardó a su amigo en el bolsillo
derecho del pantalón y no volvió a saber de él hasta cinco minutos más tarde,
cuando vibro porque lo watsapeo un contacto.
FIN